No se ustedes, pero desde que era pequeño, este rincón del mundo siempre me llamó mucho la atención. No sé si fue la asociación infantil que en algún momento pude hacer con King Kong, pero poco menos faltaría para que un gorila gigante saliera de las paradisíacas selvas que cubren este archipiélago en el mar de China y escalara uno de los rascacielos que cubren Victoria Harbor, con una damisela en su puño.
Hong Kong (HK) es un lugar de contrastes, una mezcla de tradición y modernidad, Occidente y Oriente, selva y concreto, dinero y el mar.
En mi segundo día en los emiratos, habiendo dormido 
poco y con los efectos del calor y el jet lag, decidí hacer la travesía de 2 horas en autobús hacia el norte a Abu Dhabi, el hermano en las sombras de Dubai, que sin embargo es la capital del país. El segundo emirato más rico y famoso, donde se centralizan las operaciones financieras y petroleras del Medio Oriente, donde bajo el intenso calor se celebra el grand prix de fórmula uno y donde la pasión por el automovilismo han creado un parque de diversiones en honor del Cavallino rampante, el Ferrari world.
Cronica de un Viaje en Solitario 